Fundada en el año 1200, es una de las parroquias
más antiguas de Oviedo

La Parroquia de San Isidoro el Real es una de las más antiguas de la Ciudad de Oviedo, ya que fue fundada hacia 1200. Primitivamente estuvo situada en lo que hoy es la plaza del Paraguas, en el entonces llamado barrio de «La Viña», pasando a su emplazamiento actual -la antigua Iglesia jesuítica de San Matías- el 17 de abril de 1770. La portada de la antigua parroquia se conserva en el Campo de San Francisco.

El templo que hoy es sede parroquial comienza sus obras con el patrocinio de Doña Magdalena de Ulloa -esposa de D. Luis Quijada y aya de Don Juan de Austria-, en 1578, terminándose en 1681. Es muy probable que el proyecto inicial fuera elaborado por el arquitecto Juan de Tolosa. Hermano Coadjutor, y así parece demostrarlo la planta del templo y el cuerpo inferior de la fachada, con reminiscencias del Gesü de Roma y de la Colegiata de Villagarcía de Campos, así como de construcciones posteriores. Pero a partir de los años sesenta destacamos al avilesino Francisco Menéndez Camina, quien probablemente le dio el aspecto barroco, tanto en la fachada como en gran parte del alzado interior. En el año 1681 se celebró la solemne traslación del Santísimo Sacramento, cuando las obras continuaron, en la ornamentación interior, hasta el año 1740. Por haberse negado a figurar como tal la citada Doña Magdalena de Ulloa, consta como fundador del templo el antiguo obispo de Oviedo y posterior arzobispo de Granada D. Martín Carrillo Alderete (1576-1653), cuyo cadáver embalsamado se conserva en una urna colocada en un arcosolio situado en el lateral del presbiterio.

Cuenta con variados y ricos retablos barrocos, en los que figuran obras, entre otros, de Luis Fernández de la Vega y Antonio de Borja, entre los que merecen destacar el Mayor, el llamado «de la Pasión», donde se veneran las imágenes de Nuestra Señora de los Dolores o de la Soledad y el Santo Cristo Yacente -cotitulares ambos de la Archicofradía del Santo Entierro y Nuestra Señora de los Dolores en su Inmaculada Concepción- así como el de «El Calvario».

Por haberse negado a figurar como tal la citada Doña Magdalena de Ulloa, consta como fundador del templo el antiguo obispo de Oviedo y posterior arzobispo de Granada D. Martín Carrillo Alderete (1576-1653), cuyo cadáver embalsamado se conserva en una urna colocada en un arcosolio situado en el lateral del presbiterio.

La fachada principal consta de dos cuerpos. El primero formado por puertas de ingreso, entre las que destaca la central sobre las laterales por su tamaño. Está enmarcada por medias columnas pareadas y un arco de medio punto. En el dintel e conserva una inscripción que dice: “Iglesia de Asilo. Año D 1714” y en el tímpano se encuentre un óculo de iluminación. El arquitrabe de la puerta principal presenta triglifos y metopas decoradas con rosetas. El frontón es barroco, curvo y quebrado, en cuyo centro se encuentran dos pilastras clásicas y cajeadas que enmarcan la hornacina con venera donde se encuentra la imagen de San Isidoro con su atuendo episcopal. En las zonas laterales se observa más sencillez, con una puerta a cada lado y ventanas simétricas encima de éstas. En todas ellas se marca la línea de imposta que separa los dos cuerpos y señala la diferencia clasicista de Juan de Tolosa, en el cuerpo inferior, y el estilo barroco del cuerpo superior, del avilesino Francisco Menéndez Camina.

El segundo cuerpo tiene vano en el centro, típico del barroco. A ambos lados se encuentran columnas estriadas con capitel corintio que descansan sobre dos ménsulas y enmarcan sendas hornacinas con veneras (en una San Miguel y la otra San Antonio de Padua). En las calles laterales, y siguiendo la vertical de las puertas, podemos apreciar dos balcones que descansan sobre modillones, encima de los cuales se hallan frontones curvos, característicos del barroco.

De las dos torres proyectadas solamente existe una, la de la izquierda, que se eleva dos pisos sobre la fachada y aparece rematada por aguja piramidal. En el segundo cuerpo se hallan las campanas que anuncian los cultos y actos de la parroquia.

En su interior la iglesia presenta tres naves, una central y dos laterales, éstas transformadas en capillas comunicadas por arcos de medio punto. Cuenta con variados y ricos retablos barrocos, en los que figuran obras, entre otros, de Luis Fernández de la Vega y Antonio de Borja, entre los que merecen destacar el Retablo Mayor, el llamado «de la Pasión», donde se veneran las imágenes de Nuestra Señora de los Dolores o de la Soledad y el Santo Cristo Yacente -cotitulares ambos de la Archicofradía del Santo Entierro y Nuestra Señora de los Dolores en su Inmaculada Concepción- así como el de «El Calvario». También se custodian, en el templo parroquial de San Isidoro el Real, reliquias de su titular, San Isidoro de Sevilla; de San Francisco Javier; de San Juan Pablo II y de los Beatos Juan Díaz Nosti y Enrique Izquierdo (ambos bautizados en la parroquia).